En el museo conocimos a Pedrolo. Tuvimos suerte, porque ese día estaba contento. A veces está triste, o enfadado, o aburrido,...
Cuando Pedrolo llegó al museo no había nada así que muchos pintores y escultores decidieron que Pedrolo no debía estar solo y le pintaron o esculpieron amigos para acompañarlo.
También quisieron que esa fuera su casa y le pusieron una habitación y una cocina
Las paredes de su casa eran rugosas, porque estaba hecha de ramas
En la cocina aprendimos lo que era un bodegón y le dejamos dos bodegones para que escogiera cual quería para comer o cenar.
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